Esta vez los cargos afectan al uso, por parte de Google, de las llamadas “cookies” para engañar al navegador Safari de Apple y así poder controlar a los usuarios que habían bloqueado este rastreo. A pesar de que Google alega que el fallo fue involuntario y que no se recolectó información personal como nombres o direcciones; el rastreo se realizó a pesar de que Safari podía ser configurado para proteger la privacidad de los usuarios. Esta situación desató una investigación por parte de la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (cuyas siglas en inglés son FTC) sobre si Google había violado un decreto de común acuerdo firmado el pasado año.
Es posible que Google termine pagando una multa de 22,5 millones de dólares (18,3 millones de euros) para resolver el caso. De hecho, será la mayor sanción económica impuesta a una sola compañía por la Comisión Federal de Comercio de los Estados Unidos.
Además, la empresa está siendo también investigada por la Unión Europea para determinar si cumple las leyes de privacidad europeas, y es posible, si finalmente se demuestra lo contrario, que tenga que enfrentarse a sanciones por parte de los gobiernos europeos.