El pasado lunes 21 de octubre de 2013, la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior del Parlamento Europeo, más conocida por sus siglas LIBE, emitió informe en el que plasmaba su posición respecto a la propuesta de Reglamento General de Protección de Datos, normativa que pretende sustituir, actualizándola, a la vigente Directiva del parlamento europeo y del consejo relativa a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de datos personales y a la libre circulación de estos datos y que data del año 1995, mucho antes de la aparición de las redes sociales y del auge de internet.
Con esta nueva normativa se pretende garantizar el derecho a la supresión y borrado de información personal, entre otras cuestiones que en definitiva supondrían disponer de un mayor control por nuestra parte sobre el tratamiento que terceras empresas, especialmente redes sociales, hacen de nuestros datos personales
Aunque en un principio se preveía que el texto reformado se votase plenariamente en el Parlamento el próximo mes de marzo de 2014 con la intención de que fuese aprobada la nueva legislación antes de mayo de 2014, fecha de las elecciones europeas, su aprobación se ha pospuesto al año 2015.
La decisión según el diario New York Times ha sido tomada por la canciller alemana Angela Merkel tras aceptar la propuesta de Reino Unido de esperar a que finalice el mandato de la Comisión en el mes de mayo del próximo año y no anticipar la aprobación a las elecciones.
Esa postura no ha sido bien recibida por ser contradictoria al quejarse por una parte del espionaje internacional de EEUU en el que se efectuaron escuchas a su móvil privado pero retrasar la aprobación de la nueva norma que pretende defender la privacidad de los ciudadanos europeos.
Según el diario, tan sólo dos días después de que se telefonease con el presidente de los EEUU Barack Obana, Merkel acordaba con David Cameron, primer ministro británico, no acelerar la aprobación del Reglamento de Protección de Datos.
En opinión de un legislador alemán, Albrecht, la razón por la que la canciller se ha unido a Gran Bretaña podría ser la fuerte influencia de la industria tecnológica aunque la presión política a nivel de los jefes de Estado, también juega un papel.